Vocales
Cada una de las cinco vocales A, E, I, O, U puede pronunciarse larga o breve, lo que nos da un total de diez sonidos vocálicos. Una vocal larga debe sonar el doble de tiempo que una vocal breve. Aunque el latín no tiene acentos de ninguna clase, a efectos didácticos las vocales largas se suelen representar mediante Ā, Ē, Ī, Ō, Ū y las vocales breves mediante Ă, Ĕ, Ĭ, Ŏ, Ŭ. El poeta Lūcius Accius (170-86 a.C.) propuso representar los sonidos vocálicos largos duplicando la vocal correspondiente (escribiendo, por ejemplo, LVVCIVS en vez de LVCIVS), y la idea tuvo algunos seguidores mientras vivió, pero pronto fue abandonada.
A estas diez sonidos hay que sumar otros dos, correspondientes al sonido largo y breve de la Y (AEGYPTVS, PERISTȲLVM), introducida tardíamente para representar el sonido de la υ griega, el llamado sonus medius, que corresponde a la u francesa o la ü alemana (se disponen los labios para pronunciar una u, pero se pronuncia una i).
La cantidad vocálica es significativa. Por ejemplo, no debemos confundir MALVM (malo) con MĀLVM (manzana), EST (es) con ĒST (come), LIBER (libro) con LĪBER (libre), OS (hueso) con ŌS (boca) o MANVS (mano) con MANVS (manos).
Por último, hay que tener presente que las letras I, U no siempre se pronuncian como vocales, sino que también pueden representar sonidos consonánticos (o semivocálicos) cuando van seguidas de otra vocal. Es el caso de IACEŌ, donde la I se pronuncia como en yacer. Entre dos vocales se pronuncia duplicada. Por ejemplo MĀIVS (mayo) se pronuncia [mai-yus] (de modo que en realidad no se pronuncia una A larga, sino un diptongo AI).
La V semiconsonante se pronunciaba como la w inglesa. Por ejemplo, PARVA, PARVE, PARVĪ, PARVŌ, PARVUS se pronuncian respectivamente [parwa], [parwe], [parwii], [parwoo], [parwus].
Hay quien defiende que en realidad la V semiconsonante se pronunciaba como una b fricativa, es decir, como la segunda b de beber en castellano, la cual se pronuncia habitualmente acercando los labios, pero sin llegar a cerrarlos. Otra forma de describir este sonido es como una v inglesa (o w alemana) pero pronunciada sin que el labio inferior llegue a tocar los dientes superiores. No obstante, esta teoría se basa en textos de gramáticos de la época postclásica, por lo que lo más probable es que la pronunciación clásica fuera la w inglesa y que la pronunciación como b fricativa fuera propia del bajo latín o incluso tal vez del latín vulgar en el periodo clásico.
Diptongos
El latín clásico tenía básicamente cinco diptongos: AE, OE, AV, EV
AE
Esta combinación de vocales es muy frecuente en latín, pero nunca forma un diptongo en castellano, así que es fundamental no pronunciarlas en latín en sílabas separadas. La pronunciación clásica consiste en una a fuerte y una e debilitada: CAENAM, PAENINSVLAM
OE
Este diptongo (que tampoco existe en castellano) es poco frecuente en latín. Un ejemplo de palabra que lo contiene es FOEDVS (en realidad son dos palabras homónimas, una significa feo y otra pacto). Sobre él vale todo lo dicho para el precendente.
AV
Este diptongo es muy frecuente en latín y es idéntico al correspondiente en castellano: AVRVM.
EV
Aparece únicamente en cuatro palabras genuinamente latinas: NEV ( = NĒVE) (y no), SEV (= SĪVE) (o si), HEV! (interjección) y NEVTER (neutro). Por otra parte, aparece también en muchas otras palabras tomadas del griego, como EVRŌPA, EVANGELIO.
Consonantes
Las consonantes latinas se pronuncian casi todas como en castellano, con las salvedades que señalamos a continuación:
B
Las consonantes oclusivas se pronuncian siempre oclusivas, no como sucede en castellano, por ejemplo, con beber, donde, como ya hemos observado, la primera b se pronuncia oclusiva y la segunda fricativa (los labios no llegan a juntarse y el aire se escapa entre ellos). En latín, BIBERE debe pronunciarse [bíbere] con las dos bes iguales, haciendo un esfuerzo por cerrar los labios antes de pronunciar la segunda y PATER debe pronunciarse [pater], con la p como en castellano.
C
La C se pronuncia siempre como la K: Por ejemplo, CICERŌ se pronuncia [kíkeroo].
G
La G se pronuncia siempre como en gato. Por ejemplo, AGER se pronuncia [águer]. Al contrario que en castellano, la V detrás de una G se pronuncia siempre: SANGVIS se pronuncia [sangwis].
H
Originariamente la H se pronunciaba como en inglés, pero pronto se debilitó mucho. En el periodo clásico había desaparecido prácticamente del habla cotidiana, pero en las escuelas se enseñaba que debía pronunciarse, y en el habla más culta se seguía pronunciando, si bien, para muchos, pronunciar las haches era un signo de afectación o pedantería.
Los dígrafos CH, PH y TH, que transcribían los sonidos de las letras griegas χ, φ, θ, indicaban que palabras como SCHOLA, PHILOSOPHIA, THEĀTRVM debían pronunciarse [jimaera], [filosófia], [ceátrum] (la segunda con efes bilabiales), pero esos sonidos eran ajenos a los latinohablantes, por lo que en la práctica se pronunciaban como si la hache no estuviera: [quimaera], [pilosópia], [teátrum] o, si el hablante era especialmente cuidadoso, pronunciaba las consonantes C, P, T fuertemente aspiradas, más incluso que como se pronuncian en inglés car, poor, tooth. En el caso de PH había quien optaba por pronunciar [filosófia], con la f labiodental, que era lo más parecido a la φ griega que tenía el latín. (Originalmente la F latina era también bilabial, pero ya en el periodo arcaico pasó a ser labiodental. De ahí que en la fíbula de Preneste se use el dígrafo FH para representar probablemente una F bilabial.).
Sin embargo, cuando el griego se difundió entre la elite romana, volvió a ponerse de moda pronunciar aspirados los grupos CH, PH y TH. Cicerón cuenta que él inicialmente los pronunciaba como C, P, T, porque así lo hacían los antiguos, que sólo aspiraban las vocales (es decir, las haches seguidas de vocal), pero que pasó a aspirarlas al reconocer que sonaban mejor al oído (estaba familiarizado con el griego). Por otro lado, hubo quien optó por pronunciar los grupos CH, PH y TH "a la griega" en las palabras que transcribían ciertamente palabras griegas (como los tres ejemplos que estamos considerando). Las dos opciones son razonables pues ambas soluciones contribuyen a afinar la correspondencia entre escritura y pronunciación.
No obstante, hay que tener presente que unas pocas palabras latinas se escriben con estos dígrafos por "error", (por una ultracorrección, la mayoría de las veces) sin que tengan ninguna relación con el griego. Es el caso de PVLCHER, que viene del etrusco y antiguamente se escribía PVLCER, o el de TRIUMPHARE o el de CARTHĀGŌ, que antiguamente se escribían se escribía KARTĀGŌ. En estos casos la pronunciación "a la griega" no tendría justificación alguna, y es preferible pronunciar [púlquer] y [Cartágoo], respectivamente (o, en todo caso, [triumpáare] con una p muy aspirada, casi como una f, que era la pronunciación usual de la PH en el periodo clásico.
El dígrafo RH, apareció, como los otros, para transcribir palabras griegas, p.ej. RHĒTORICA, pero su pronunciación fue siempre la misma que si no estuviera la H. Su aparición se debe a que los romanos transcribieron mecánicamente el espíritu áspero de la rho griega como una H detrás de la R, si bien no hay indicios de que RH se haya pronunciado nunca en latín de forma distinta a la R.
K
La K es una consonante arcaica que aparece en unas pocas palabras como KALENDĀRIVM, pero también se admite su escritura con C.
L
La L se pronuncia como en castellano. Sólo hay que tener presente que en latín no existe el sonido que en castellano representa la LL, por lo que dos eles seguidas deben pronunciarse separadamente: CELLA se pronuncia [kel-la]. En general, todas las consonantes duplicadas en latín deben pronunciarse "dos veces". Por ejemplo, PECCĀRE se lee [pek-káre].
M
Ante vocal se pronuncia como en castellano, pero detrás de una vocal final de sílaba o palabra su pronunciación era mucho más débil. Por regla general se pronunciaba nasal, sin cerrar la boca, como en el francés bon, pero su pronunciación podía verse alterada según el sonido que le siguiera. Por ejemplo, ante las labiales P y B se pronunciaba labial (como la m castellana), como en IMPERIVM, ante las dentales T o D se pronunciaba dental (como la n castellana) de ahí el anafórico EVNDEM en lugar de *EVMDEM y ante las guturales K o G se pronunciaba gutural (como en el inglés doing).
N
Ante vocal se pronuncia como en castellano. En contacto con la G, como en LINGVA o MAGNVS se pronunciaba nasal (como sucede en castellano: áncora, ángel), en los grupos NS, NF, NX, NCT además de nasalizar alargaba la vocal precedente, como en ĪNFĀNS.
Q
La Q es una letra muy peculiar en latín. Se pronuncia como la K y va siempre seguida de una V, formando el dígrafo QV, en el que la V actúa siempre como semivocal. Así pues, QVĪNQVE se pronuncia [kwíinkwe] (con la w pronunciada como en inglés). Un caso excepcional es el propio nombre de la letra, que se suele escribir QV, y se pronuncia [qwuu], como si se escribiera QVV.
R
No existe consenso absoluto sobre cómo se pronunciaba la R, pero la opinión aparentemente más extendida le atribuye (en todas las posiciones) un sonido vibrante múltiple (similar al que tiene en perro ), aunque a menudo más breve que en castellano.
S
También hay algunas dudas sobre cómo se pronunciaba la s en latín clásico, pero la opción que se considera más plausible es que se pronunciaba como en castellano.
X
La X es una consonante doble, es decir, equivale al par de consonantes CS, pero heredó la confusión preclásica entre la C y la G. Así, por ejemplo, originariamente, RĒX debía de pronunciarse [regs], puesto que su plural es RĒGĒS, mientras que DVX debía de pronunciarse [ducs], pues su plural es DVCĒS. Al parecer, en la época clásica mantener esta distinción era un purismo, y lo más habitual era pronunciar la X como CS en cualquier caso.
Z
La Z es también una consonante doble introducida para transcribir la ζ griega, pero no da lugar a ningún problema porque no introduce ningún sonido ajeno al latín: se pronuncia DS, como pizza en italiano.
Escucha practica los sonidos del alfabeto latino
Cada una de las cinco vocales A, E, I, O, U puede pronunciarse larga o breve, lo que nos da un total de diez sonidos vocálicos. Una vocal larga debe sonar el doble de tiempo que una vocal breve. Aunque el latín no tiene acentos de ninguna clase, a efectos didácticos las vocales largas se suelen representar mediante Ā, Ē, Ī, Ō, Ū y las vocales breves mediante Ă, Ĕ, Ĭ, Ŏ, Ŭ. El poeta Lūcius Accius (170-86 a.C.) propuso representar los sonidos vocálicos largos duplicando la vocal correspondiente (escribiendo, por ejemplo, LVVCIVS en vez de LVCIVS), y la idea tuvo algunos seguidores mientras vivió, pero pronto fue abandonada.
A estas diez sonidos hay que sumar otros dos, correspondientes al sonido largo y breve de la Y (AEGYPTVS, PERISTȲLVM), introducida tardíamente para representar el sonido de la υ griega, el llamado sonus medius, que corresponde a la u francesa o la ü alemana (se disponen los labios para pronunciar una u, pero se pronuncia una i).
La cantidad vocálica es significativa. Por ejemplo, no debemos confundir MALVM (malo) con MĀLVM (manzana), EST (es) con ĒST (come), LIBER (libro) con LĪBER (libre), OS (hueso) con ŌS (boca) o MANVS (mano) con MANVS (manos).
Por último, hay que tener presente que las letras I, U no siempre se pronuncian como vocales, sino que también pueden representar sonidos consonánticos (o semivocálicos) cuando van seguidas de otra vocal. Es el caso de IACEŌ, donde la I se pronuncia como en yacer. Entre dos vocales se pronuncia duplicada. Por ejemplo MĀIVS (mayo) se pronuncia [mai-yus] (de modo que en realidad no se pronuncia una A larga, sino un diptongo AI).
La V semiconsonante se pronunciaba como la w inglesa. Por ejemplo, PARVA, PARVE, PARVĪ, PARVŌ, PARVUS se pronuncian respectivamente [parwa], [parwe], [parwii], [parwoo], [parwus].
Hay quien defiende que en realidad la V semiconsonante se pronunciaba como una b fricativa, es decir, como la segunda b de beber en castellano, la cual se pronuncia habitualmente acercando los labios, pero sin llegar a cerrarlos. Otra forma de describir este sonido es como una v inglesa (o w alemana) pero pronunciada sin que el labio inferior llegue a tocar los dientes superiores. No obstante, esta teoría se basa en textos de gramáticos de la época postclásica, por lo que lo más probable es que la pronunciación clásica fuera la w inglesa y que la pronunciación como b fricativa fuera propia del bajo latín o incluso tal vez del latín vulgar en el periodo clásico.
Diptongos
El latín clásico tenía básicamente cinco diptongos: AE, OE, AV, EV
AE
Esta combinación de vocales es muy frecuente en latín, pero nunca forma un diptongo en castellano, así que es fundamental no pronunciarlas en latín en sílabas separadas. La pronunciación clásica consiste en una a fuerte y una e debilitada: CAENAM, PAENINSVLAM
OE
Este diptongo (que tampoco existe en castellano) es poco frecuente en latín. Un ejemplo de palabra que lo contiene es FOEDVS (en realidad son dos palabras homónimas, una significa feo y otra pacto). Sobre él vale todo lo dicho para el precendente.
AV
Este diptongo es muy frecuente en latín y es idéntico al correspondiente en castellano: AVRVM.
EV
Aparece únicamente en cuatro palabras genuinamente latinas: NEV ( = NĒVE) (y no), SEV (= SĪVE) (o si), HEV! (interjección) y NEVTER (neutro). Por otra parte, aparece también en muchas otras palabras tomadas del griego, como EVRŌPA, EVANGELIO.
Consonantes
Las consonantes latinas se pronuncian casi todas como en castellano, con las salvedades que señalamos a continuación:
B
Las consonantes oclusivas se pronuncian siempre oclusivas, no como sucede en castellano, por ejemplo, con beber, donde, como ya hemos observado, la primera b se pronuncia oclusiva y la segunda fricativa (los labios no llegan a juntarse y el aire se escapa entre ellos). En latín, BIBERE debe pronunciarse [bíbere] con las dos bes iguales, haciendo un esfuerzo por cerrar los labios antes de pronunciar la segunda y PATER debe pronunciarse [pater], con la p como en castellano.
C
La C se pronuncia siempre como la K: Por ejemplo, CICERŌ se pronuncia [kíkeroo].
G
La G se pronuncia siempre como en gato. Por ejemplo, AGER se pronuncia [águer]. Al contrario que en castellano, la V detrás de una G se pronuncia siempre: SANGVIS se pronuncia [sangwis].
H
Originariamente la H se pronunciaba como en inglés, pero pronto se debilitó mucho. En el periodo clásico había desaparecido prácticamente del habla cotidiana, pero en las escuelas se enseñaba que debía pronunciarse, y en el habla más culta se seguía pronunciando, si bien, para muchos, pronunciar las haches era un signo de afectación o pedantería.
Los dígrafos CH, PH y TH, que transcribían los sonidos de las letras griegas χ, φ, θ, indicaban que palabras como SCHOLA, PHILOSOPHIA, THEĀTRVM debían pronunciarse [jimaera], [filosófia], [ceátrum] (la segunda con efes bilabiales), pero esos sonidos eran ajenos a los latinohablantes, por lo que en la práctica se pronunciaban como si la hache no estuviera: [quimaera], [pilosópia], [teátrum] o, si el hablante era especialmente cuidadoso, pronunciaba las consonantes C, P, T fuertemente aspiradas, más incluso que como se pronuncian en inglés car, poor, tooth. En el caso de PH había quien optaba por pronunciar [filosófia], con la f labiodental, que era lo más parecido a la φ griega que tenía el latín. (Originalmente la F latina era también bilabial, pero ya en el periodo arcaico pasó a ser labiodental. De ahí que en la fíbula de Preneste se use el dígrafo FH para representar probablemente una F bilabial.).
Sin embargo, cuando el griego se difundió entre la elite romana, volvió a ponerse de moda pronunciar aspirados los grupos CH, PH y TH. Cicerón cuenta que él inicialmente los pronunciaba como C, P, T, porque así lo hacían los antiguos, que sólo aspiraban las vocales (es decir, las haches seguidas de vocal), pero que pasó a aspirarlas al reconocer que sonaban mejor al oído (estaba familiarizado con el griego). Por otro lado, hubo quien optó por pronunciar los grupos CH, PH y TH "a la griega" en las palabras que transcribían ciertamente palabras griegas (como los tres ejemplos que estamos considerando). Las dos opciones son razonables pues ambas soluciones contribuyen a afinar la correspondencia entre escritura y pronunciación.
No obstante, hay que tener presente que unas pocas palabras latinas se escriben con estos dígrafos por "error", (por una ultracorrección, la mayoría de las veces) sin que tengan ninguna relación con el griego. Es el caso de PVLCHER, que viene del etrusco y antiguamente se escribía PVLCER, o el de TRIUMPHARE o el de CARTHĀGŌ, que antiguamente se escribían se escribía KARTĀGŌ. En estos casos la pronunciación "a la griega" no tendría justificación alguna, y es preferible pronunciar [púlquer] y [Cartágoo], respectivamente (o, en todo caso, [triumpáare] con una p muy aspirada, casi como una f, que era la pronunciación usual de la PH en el periodo clásico.
El dígrafo RH, apareció, como los otros, para transcribir palabras griegas, p.ej. RHĒTORICA, pero su pronunciación fue siempre la misma que si no estuviera la H. Su aparición se debe a que los romanos transcribieron mecánicamente el espíritu áspero de la rho griega como una H detrás de la R, si bien no hay indicios de que RH se haya pronunciado nunca en latín de forma distinta a la R.
K
La K es una consonante arcaica que aparece en unas pocas palabras como KALENDĀRIVM, pero también se admite su escritura con C.
L
La L se pronuncia como en castellano. Sólo hay que tener presente que en latín no existe el sonido que en castellano representa la LL, por lo que dos eles seguidas deben pronunciarse separadamente: CELLA se pronuncia [kel-la]. En general, todas las consonantes duplicadas en latín deben pronunciarse "dos veces". Por ejemplo, PECCĀRE se lee [pek-káre].
M
Ante vocal se pronuncia como en castellano, pero detrás de una vocal final de sílaba o palabra su pronunciación era mucho más débil. Por regla general se pronunciaba nasal, sin cerrar la boca, como en el francés bon, pero su pronunciación podía verse alterada según el sonido que le siguiera. Por ejemplo, ante las labiales P y B se pronunciaba labial (como la m castellana), como en IMPERIVM, ante las dentales T o D se pronunciaba dental (como la n castellana) de ahí el anafórico EVNDEM en lugar de *EVMDEM y ante las guturales K o G se pronunciaba gutural (como en el inglés doing).
N
Ante vocal se pronuncia como en castellano. En contacto con la G, como en LINGVA o MAGNVS se pronunciaba nasal (como sucede en castellano: áncora, ángel), en los grupos NS, NF, NX, NCT además de nasalizar alargaba la vocal precedente, como en ĪNFĀNS.
Q
La Q es una letra muy peculiar en latín. Se pronuncia como la K y va siempre seguida de una V, formando el dígrafo QV, en el que la V actúa siempre como semivocal. Así pues, QVĪNQVE se pronuncia [kwíinkwe] (con la w pronunciada como en inglés). Un caso excepcional es el propio nombre de la letra, que se suele escribir QV, y se pronuncia [qwuu], como si se escribiera QVV.
R
No existe consenso absoluto sobre cómo se pronunciaba la R, pero la opinión aparentemente más extendida le atribuye (en todas las posiciones) un sonido vibrante múltiple (similar al que tiene en perro ), aunque a menudo más breve que en castellano.
S
También hay algunas dudas sobre cómo se pronunciaba la s en latín clásico, pero la opción que se considera más plausible es que se pronunciaba como en castellano.
X
La X es una consonante doble, es decir, equivale al par de consonantes CS, pero heredó la confusión preclásica entre la C y la G. Así, por ejemplo, originariamente, RĒX debía de pronunciarse [regs], puesto que su plural es RĒGĒS, mientras que DVX debía de pronunciarse [ducs], pues su plural es DVCĒS. Al parecer, en la época clásica mantener esta distinción era un purismo, y lo más habitual era pronunciar la X como CS en cualquier caso.
Z
La Z es también una consonante doble introducida para transcribir la ζ griega, pero no da lugar a ningún problema porque no introduce ningún sonido ajeno al latín: se pronuncia DS, como pizza en italiano.
Escucha practica los sonidos del alfabeto latino
1 Comentarios:
Deseo saber cuál es la acentuación de palabras terminadas en el diptogo ae como insulae, columbae, vitae, etc. Gracias
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