Esta lavandería, dedicada a la limpieza y al desengrasado de los tejidos, se construyó en la última fase de vida de la ciudad y servía al mismo tiempo como vivienda y negocio. En el centro del atrio, en lugar del impluvio, encontramos un gran estanque -usado probablemente para las últimas fases del lavado- y en lugar del compluvio, hallamos un lucernario -así la parte superior de la casa se utilizaba como terraza para secar la ropa-. En el jardín, en la parte trasera y alejados de la vivienda para evitar los inevitables olores, se situaban los estanques para las primeras fases del lavado. Los trabajadores de Stephanus, casi todos esclavos, tenían que pisar durante horas tejidos y paños sumergidos en un líquido que contenía orín de animal y humano, y que era recogido en recipientes situados a lo largo de las calles, pues resultaba muy útil para el tratamiento de los tejidos.
Cuando los excavadores descubrieron la fullonica, encontraron en la entrada un esqueleto que llevaba consigo unas cuantas monedas. Se supuso que era Stephanus, propietario del negocio, conocido mediante inscripciones electorales, que quizás muriera durante la erupción tratando de escapar con las últimas ganancias.