Vista de la Acrópolis de Atenas |
Para visitar la Acrópolis conviene madrugar, por la afluencia de visitantes todo el año y por el calor en verano. Ascendiendo la colina desde la ladera sur, uno de los primeros vestigios que se encuentra es el teatro de Dionisio (siglo IV a.C.) –el más antiguo que se conserva–, donde hasta 17.000 espectadores presenciaban las obras de los trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides. Por encima de sus restos se avistan las murallas; fueron construidas no solo para defender, sino también para cimentar los desniveles de la colina. Tras atravesar el templo de Asclepio (dios griego de la medicina) y recorrer la columnata del rey Eumenes II, se llega al odeón de Herodes Ático (siglo II), otro teatro magnífico que aún acoge conciertos de música clásica y ópera, dada su envidiable acústica.
Friso de la Panateneas (Partenón) |
Junto a los Propileos, asomado a la ciudad desde un saliente, queda el pequeño y exquisito templo de la diosa Atenea Niké (Victoriosa), creado en el siglo V a.C. para conmemorar el triunfo de los atenienses sobre los persas.
Al viajero antiguo que entraba en la Acrópolis le recibía una estatua de nueve metros de la diosa Atenea Promakos (Campeona) realizada por Fidias, el escultor más famoso de Atenas, quien también supervisó las obras del conjunto; trasladada a Constantinopla por los bizantinos, acabó destruida por una turba de cristianos en el siglo XIII.
Cariatides del Erecteión |
En un extremo del edificio estaba la naos, a la que solo accedían los iniciados. Allí se veneraba a la diosa Atenea Partenos (Virgen), representada en otra escultura de Fidias, ésta de doce metros y cubierta de oro y marfil. También fue transportada a Constantinopla, donde se le perdió la pista. Para tener una idea de cómo era se puede ver una copia romana más pequeña en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Frente al Partenón se erigía el Erecteión, el templo más sagrado del conjunto. Fue construido donde, según la leyenda, se enfrentaron los dioses Poseidón y Atenea para poseer la ciudad. Lo más bello del edificio son las refinadas cariátides, las columnas con forma de cuerpos femeninos que sustentan el pórtico sur; las originales se guardan en el Museo de la Acrópolis. Aunque tras los Propileos solo quedan en pie el Partenón y el Erecteión, en la cima se contemplan otros restos como el altar de Zeus y los templos de Poseidón y Atenea Ergane (Obrera)
Odeón de Herodes Ático |
Lo mejor para despedirse del yacimiento es contemplar sus ruinas desde la vecina colina de Pnyx. Viendo virar el mármol de la Acrópolis del amarillo al fogoso carmín del atardecer, sobre los edificios blanquecinos, el viajero se da cuenta de la genialidad alcanzada por los atenienses que vivieron hace casi 2.500 años.
National Geographic
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