Se consideran autores «clásicos» aquellos que brillaron en el apogeo de la civilización romana, en los siglos I a. C. y I d. C. Cuando la Iglesia se tornó religión oficial del imperio, durante el período de Teodosio (378-395) d. C., habían ocurrido varios cambios fonéticos que fueron recogidos por la Iglesia pero no por la mayoría de las universidades, que se mantuvieron fieles a la pronunciación antigua.
Así, el nombre de Caesar se pronunciaba cuando este era dictador como /káesar/ de donde vino después el nombre del káiser alemán y el del zar (czar) ruso, mientras que en el latín eclesiástico ese nombre se pronuncia /čésar/1.
Análogamente, el nombre del ‘cielo’ caelum era pronunciado /káelum/ por los antiguos y /čélum/1 por la Iglesia. Tanto en /čésar/ como en /čélum/ percibimos que secuencia vocálica ae era un diptongo para los romanos (aunque para los hispanohablantes de hoy sea un hiato), pero en los tiempos de la toma del poder por la Iglesia se había reducido al fonema /e/.
La palabra magister (maestro) era /maguíster/ para Cicerón y Virgilio, pero cuatro siglos más tarde los padres de la Iglesia pronunciaban (tal como hoy) /mažister//2. , donde el fonema ž equivale a la pronunciación sonora de la y en Río de la Plata (la pronunciación sorda o no sonora es la que a veces vemos representada mediante el dígrafo sh).
La Constitución Apostólica, que contiene las normas para la elección de un papa, se llama en latín Universi Dominici Gregis, que los antiguos hubieran pronunciado /universi domíniki greguis/, en el latín de los cardenales suena como /universi domínichi greži/.
Por lo expuesto más arriba, el antiguo adjetivo latino pontificium ‘pontificio’, que era muy anterior al cristianismo, se pronunciaba /pontifíkium/ en la Roma clásica, mientras que para la Iglesia es /pontifičium/ según la notación fonética académica.
Cuando el papa aceptó su designación, respondió Vocabor Francesco, que Virgilio hubiera pronunciado /Uocábor Frankesco/ puesto que la v no existía como consonante en su tiempo. El papa pronunció como /Vocábor Frančesco/.
En preciso aclarar que ninguna de las dos pronunciaciones —latín clásico y latín eclesiástico— es mejor que la otra en ningún sentido; ambas son igualmente válidas, cada una en su ámbito.
Notas:
1.- El grafema č corresponde al fonema africado sordo que en español representamos con el dígrafo ch.
2.- El grafema ž el fonema sonoro de la j en francés, tal como en janvier o déjeuner.
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