Desde Macedonia hasta la India, ningún territorio se le resistió a Alejandro Magno. No sólo sus conquistas lo convirtieron en un personaje legendario, sus relaciones amorosas también alimentaron muchas leyendas y elucubraciones.
Alejandro utilizó hábilmente las alianzas matrimoniales para afianzar su poder, pero sus romances no estuvieron dictados tan sólo por el cálculo político. Bársine, su amiga de infancia, y Roxana, la princesa bactriana de legendaria belleza, cautivaron el corazón del gran conquistador.
Las relaciones amorosas de Alejandro se iniciaron relativamente tarde, a pesar de la actividad asombrosamente precoz que el jovencísimo rey había demostrado en otros terrenos.
Su primera pareja conocida fue Bársine, una princesa de sangre persa y griega, hija del sátrapa persa Artabazo y de la hermana de los generales rodios Mentor y Memnón. En el 333 a.C. Alejandro la capturó junto a los principales miembros de la familia del rey persa Darío. Alejandro mantuvo con Bársine el idilio más largo y satisfactorio de su vida, hasta su matrimonio con Roxana en el año 327 a.C. De Bársine tuvo un hijo, al que llamaron Heracles, en referencia al mítico personaje griego.
Alejandro se fijó en Roxana al verla bailar en un banquete. Considerada la princesa más bella de Asia, el rey decidió casarse con ella pese a que era su cautiva. Sin embargo, los macedonios reaccionaron con cierto recelo, ya que hubieran preferido que su rey se casara con una princesa macedonia. Posteriormente, Roxana y Estatira ostentaron la posición oficial de esposas del rey.
Poco después de la muerte de Alejandro, Roxana eliminó a su rival Estatira. Finalmente, ella misma cayó víctima de la ambición de Casandro, un antiguo general de Alejandro, que le dio muerte junto a su hijo.
Alejandro utilizó hábilmente las alianzas matrimoniales para afianzar su poder, pero sus romances no estuvieron dictados tan sólo por el cálculo político. Bársine, su amiga de infancia, y Roxana, la princesa bactriana de legendaria belleza, cautivaron el corazón del gran conquistador.
Las relaciones amorosas de Alejandro se iniciaron relativamente tarde, a pesar de la actividad asombrosamente precoz que el jovencísimo rey había demostrado en otros terrenos.
Su primera pareja conocida fue Bársine, una princesa de sangre persa y griega, hija del sátrapa persa Artabazo y de la hermana de los generales rodios Mentor y Memnón. En el 333 a.C. Alejandro la capturó junto a los principales miembros de la familia del rey persa Darío. Alejandro mantuvo con Bársine el idilio más largo y satisfactorio de su vida, hasta su matrimonio con Roxana en el año 327 a.C. De Bársine tuvo un hijo, al que llamaron Heracles, en referencia al mítico personaje griego.
Alejandro se fijó en Roxana al verla bailar en un banquete. Considerada la princesa más bella de Asia, el rey decidió casarse con ella pese a que era su cautiva. Sin embargo, los macedonios reaccionaron con cierto recelo, ya que hubieran preferido que su rey se casara con una princesa macedonia. Posteriormente, Roxana y Estatira ostentaron la posición oficial de esposas del rey.
Poco después de la muerte de Alejandro, Roxana eliminó a su rival Estatira. Finalmente, ella misma cayó víctima de la ambición de Casandro, un antiguo general de Alejandro, que le dio muerte junto a su hijo.
Tomado de: Historia National Geographic
1 Comentarios:
Siempre las mujeres presentes en la historia para bien o mal del conquistador David con sus séquitos de mujeres hasta hoy en que monogamia trata de imponerse que lleva al hombre a perder la cabeza como marco antonio con cleopatra o el bienestar de su pueblo como luis XIV el rey sol bien será nuestra salvación o la perdición.
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